ALQUIMIA, UN CAMINO DE AUTOTRANSFORMACION:

Por medio de un gradual y profundo autonocimiento y comprensión de la vida, así como de otros conocimientos y herramientas, irás descubriendo tu grandeza y dejarás atrás tanto de tu dolor que un día dirás que ese del pasado no pudiste ser tú!

jueves, 28 de mayo de 2009

Un camino terminado no es el final del camino.


Fotografía del artista Lars Raun

En tus brazos Padre Amado

Cuando andaba entre hienas me enseñaste a descubrir por qué las tenía cerca en mi vida. Las alejé y supe que también ellas tienen tu presencia y, solo por eso, se ganaron mi respeto. Cuando mi tierra estaba seca y no germinaba el trigo, me mostraste que la sed estaba en mi pecho y que el agua vendría cuando aprendiera a amarme. Cuando mis campos eran verdes ya y las hienas se habían alejado, vi que mis jardines eran amenazados por cientos de “dientes de león” y traté de exterminarlos, los arranqué, los maldije cien veces, pero nada pudo con ellos y seguían viéndose erguidos entre el verde y suave césped de mi casa. Entonces, me dijiste que aprendiera a amarlos y a ver su belleza como parte del paisaje. Lo hice, y aprendí a quererlos, me divierte su sombra al ponerse el sol y ver cómo el viento los mece.

Llegué a sentir felicidad, Padre Amado, y ese lugar antes inhóspito se convirtió en mi hogar. Allí tengo mis siembras y mis animales. Allí está la leña guardada para el invierno y la chimenea. Tengo en esas tierras mi trabajo y los años empeñados y ahora…justamente ahora que comenzaba a estar cómodo y tranquilo vienes a decirme que debo abandonar este lugar? No te parece cruel e injusto que “a mi”, especialmente “a mi” que he sido un hijo dedicado y obediente, me saques de esta tierra no sé por qué razones y me expulses no se a dónde para volver a romperme el lomo trabajando?

Hijo mío…nada quiero menos que te sientas amargado y decepcionado como te veo ahora, pero debo decirte que esto es lo que tu pediste cuando me dijiste “enséñame lo que soy”…No eres un hijo mediocre, no te has conformado con rumiar la vida, como la mayoría, te has esforzado por crecer y cada vez que lo logras tu alma quiere más y más…porque sabes que mientras más avances más feliz serás y más felices harás a los que estén contigo.
Sacando adelante estas tierras has aprendido tremendas lecciones y tu corazón se a hecho uno con tu mente. Aunque no lo veas aún, tu alma reboza de luz, pero quieres más y hacia allá te llevo. No hago otra cosa que darte lo que quieres, pero estás demasiado ocupado enojándote como para verlo!!
Las lecciones aprendidas te empujan, las lecciones aprendidas te hacen apto para partir hacia nuevos horizontes, amplios e infinitos.
Hijo, no te descorazones!!! Hay felicidad y plenitud ilimitados para ti, pero necesitas creer en lo que tu eres. Necesitas creer, también, en lo que YO SOY y depositar toda tu confianza, no sólo en tus sabiduría sino en mi amor y en mi poder!
TE AMO!! Te amo con todo lo que has sido, eres y serás y por eso te llamo a ir cada vez más lejos.
Dime…aceptas?

Padre Amado…nada quiero más que encontrarte al final de cada ruta, en la huella de cada camino, en los latidos de mi corazón…Nada quiero más que amar y amarme con ese amor incondicional al que me atas con fuerza cada vez que me hablas.
No te miento, tengo mucho miedo y estoy cansado, pero más fuerte que todo es mi decisión de seguir adelante, aunque no vea más que sólo un paso más adelante.
Confío en ti y te entrego todo mi ser.

Bárbara Andrea Belmar Menanteau
(c) Todos los Derechos Reservados

miércoles, 13 de mayo de 2009

De la FE se dice

Hace muchos años escuché a alguien decir que la diferencia entre un creyente y un ateo está en que, aunque al final los dos se mueren, el ateo sufre todo el camino porque cree que es el final absoluto mientras que el creyente, va con paz y hasta alegría porque sabe o, al menos intuye, que más allá hay algo más.
¿Consuelo de tontos, el opio del pueblo, ignorancia, salvavidas de perdedores?
Nada de eso. No existe eso de “losers”, en esto de creer o no creer “en una entidad superior”…o “algo”. Lo que está involucrado aquí es el ego, las innumerables carencias, estructuras mentales y condicionamientos.
Algunos dicen que sólo necesitan creer en si mismos, y claro, creer en si mismo es todo un don, ni más ni menos importante que cualquier otro don en el camino de la iluminación. Creer en si mismo es un requisito en el camino de la luz, pero deja de ser sana esa fe en si mismos cuando está cargada de inseguridades, de manera que necesita “demostrar” que se es más…más inteligente, autónomo, suficiente.
Desde siempre escuché que la FE es un don, un don entregado por el Espíritu y que no dependía de que uno lo quisiera tener o no. Con eso, lo único que me quedaba claro era que Dios era un ser egoísta que regalaba el don de la fe a quienes él quería nada más y que, los demás, nos teníamos que conformar con estar al margen de esa bendición. ¡Mirar el paraíso a través de la ventana!
La FE, no es un regalo ni un don que tengas que merecer para ganar. La FE es un llamado de lo más profundo de tu ser, un llamado que nace dentro de ti, no de afuera. Dentro de ti, porque dentro de ti está tu esencia y tu esencia es nada más y nada menos que Divina!. Por eso, cada vez que el ego cede comienza la búsqueda, por eso, conozco tantos agnósticos y ateos que se guardan la duda de sus convicciones; por eso, conozco a no pocos “inteligentes profesionales” que encargan oraciones y mandas para que hagan otros en su nombre ante ciertas necesidades…Porque más allá de todo entendimiento (¿?) está el llamado y la intuición de que hay más…
Una vez que lo aceptas, una vez que permites que tu ser íntimo “llame” y se abra, los caminos se muestran y permites que se te muestren. Una vez que el ego cede, comienza la liberación. Si la FE es un don, no es un don que necesitas merecer, es un don con el que vienes y al que tienes pleno derecho nada más por ser quien eres y venir de donde vienes, LO ABSOLUTO.

Bárbara Andrea Belmar Menanteau
(c) Todos los derechos reservados

jueves, 7 de mayo de 2009



Alejandro meditando

Fotografía de JCVEGA

Los niños deben aprender a conectarse con sus emociones.

La Sabiduría del Corazón

Durante siglos se ha desprestigiado al corazón, calificándolo de loco, iluso, tonto. Es una etapa más, en la evolución de la raza humana, aquella en que la humanidad endiosó a la razón y la lógica como una manera de reconocerse inteligente y autónomo, sin embargo, con el paso del tiempo las decisiones y estilos de vida tomados desde esa perspectiva han traído sobre la humanidad demasiada soledad, desenfrenos, enajenación, angustia. A estas alturas, ya se siente claramente un llamado silencioso, pero constante y fuerte, de cada ser humano para volver a “sentir”, volver a creer en lo que el corazón nos dice.
El error está en creer que el corazón carece de razón. Un corazón, una emocionalidad sana y madura, estará dotada de una magna gama de herramientas y conocimiento que clarifican las decisiones y las emociones. La verdad es que la razón del corazón es la que está más unida a la verdad universal superior, ha unificado mente y emociones de manera brillante, haciendo de la razón emocional una sabia guía.
Deberíamos comenzar a enseñarles a nuestros hijos el arte de oír lo que el corazón dice. Que aprendan a creer en sus propias intuiciones y emociones les abrirá las puertas para entablar relaciones humanas sanas a todo nivel. Cuando el corazón dice “cuidado”, hay que tener cuidado…Cuando dice con el lenguaje de su paz y felicidad, que todo está bien, seamos felices…Cuando te dice qué lugar es el tuyo, podrás sin dudar reconocerlo! Pero requiere práctica, como por la práctica de descalificarlas se olvidó el valor de las emociones, práctica es la que a los niños les ayudará a ser adultos más sanos y conectados consigo mismos.
Es tiempo de volver a creer en nuestro corazón…el corazón es sabio.

Bárbara Andrea Belmar Menanteau
(c) Todos los derechos reservados