ALQUIMIA, UN CAMINO DE AUTOTRANSFORMACION:

Por medio de un gradual y profundo autonocimiento y comprensión de la vida, así como de otros conocimientos y herramientas, irás descubriendo tu grandeza y dejarás atrás tanto de tu dolor que un día dirás que ese del pasado no pudiste ser tú!

sábado, 31 de enero de 2009

Ampliación de mi Perfil

Atendiendo a la sugerencia de algunos amigos y puesto que no hay en el sitio más espacio para ello, a continuación les presento una ampliación -aún breve- de mi perfil para que me conozcan un poco más. Gracias.
"Mi búsqueda comenzó cuando, para mirar a través de la ventana que daba al patio trasero, tenía que levantarme sobre la punta de mis pies. Fui conciente de la presencia de algo amoroso y permanente aún cuando yo estuviera sola, tenía unos 5 años de edad. Luego supe que a ese algo le llamaban “Dios” y me lo vistieron de una personalidad iracunda y vengativa que no calzaba con lo que yo sentía de EL. Crecí, dejé de buscarlo y, con el tiempo, dejé de sentirlo. Sin embargo yo sabía que El estaba, en algún lugar al que no sabía cómo volver. Pasaron muchas cosas en mi vida de adulta, demasiadas, sin embargo ninguna de ellas tan distinta a las cosas que pasan en la vida de cualquiera. Busqué el amor y la felicidad por lugares en los que no había nada o muy poco. Traté de acallar mis dudas sobre el Dios que me habían mostrado para poder “pertenecer”, para sentirme menos paria, pero en mi corazón crecía un amor incondicional que me decía “busca tu propia verdad”, esa voz me tomó de la mano y caminamos un largo caminar. Cuando quise mirar su rostro, lo reconocí, era El, y el miedo ya no pudo jamás ganar. Su nombre: JESUS. Entonces comencé por el lugar que me era más familiar, la Iglesia Católica. Debo decir que en algunas partes me cerraron las puertas, en otras me las abrieron a medias y en otra, sólo una, me acogieron con el amor y la comprensión que necesitaba, todo dentro, claro, de lo que al catolicismo le es permitido. Ese lugar fue el hogar de “La Compañía de Jesús”, de San Ignacio de Loyola, o como los conocemos más comúnmente, “Los Jesuitas”. Con ellos volví a ver aspectos importantes de la gran sabiduría y el inmenso amor sin condiciones de Dios, con ellos intuí que hay infinitamente más verdad que la verdad que nos imponen; con ellos, con su espiritualidad y su teología, volví a sentir la paz y la fe que había perdido y me dieron la confianza para seguir buscando mis propios caminos. Mi profunda gratitud y mi amor para ellos. Emigré, salí a buscar nuevos caminos y respuestas más abiertas. Llegué a las tradiciones espirituales que se comunican con Dios en la meditación, el Yoga, pero en cada una encontré aspectos que no cuadraban con lo que yo buscaba. Nunca he sido, por ejemplo, de la idea de convertirme en asceta, ni creo que los varones tengan más derecho a la iluminación que las mujeres. Seguí buscando, llegué al Reiki en sus tres niveles, al Karuna y al Magnified Healing, todas terapias energéticas de ayuda en la sanación personal y para entregar a otros. Entonces sí que se aceleró mi proceso de crecimiento y sanación espiritual!! Comencé a vivir de una manera que no había conocido, con el valor y la perseverancia renovados, con certeza, con dicha, con libertad, con más risas y amor universal como nunca en la vida. No, no es un camino fácil, son etapas en las que también hay que enfrentarse a verdades dolorosas, decisiones fuertes que tomar, días de pena y cansancio, de “tirar la toalla”, pero por cada obstáculo superado se renace con más fuerza y libertad. Desde que comencé mi camino de adulta han pasado más de 20 años… Hoy estoy en el mejor de mis momentos. Repito, porque es importante que lo tengas claro, no soy un ser iluminado ni pretendo ser gurú de nadie, pero sí sé que puedo ayudar a otros a buscar sus propias respuestas y sus propios caminos, porque no sólo puedo entenderlos a ellos sino también entiendo mejor la vida y entiendo más a Dios y su relación con nosotros. Mi alma me ha llevado a un lugar maravilloso de encuentro con Dios en donde no hay diferencias de género ni imposiciones de vestuario, comida, horarios, etc, sólo hay amor y guía amorosa. Ese lugar se llama Emmanuel, un ser superior que, como muchos otros seres del Reino de Dios, se comunica con los seres humanos para entregarnos información y guía. No es nada raro, en libros que la humanidad llama sagrados hay muchos relatos de seres de luz comunicándose con seres humanos, lo que pasa es que actualmente es más común de lo que se cree y acepta, más común porque Dios, en su infinito amor y sabiduría ha visto que es el momento de ayudarnos más de cerca a ver quiénes somos y a superarnos, y cuesta creerlo simplemente porque se piensa que “hay que merecer” esta comunicación, bajo la premisa de que somos pecadores. La verdad es que no somos pecadores y estamos más cerca de Dios de lo que nunca imaginamos. A ti, que me lees, te aliento a buscar tus propias respuestas y tus caminos personales. No tengas miedo! Y si piensas que te puedo ayudar, estaré aquí para responder tus inquietudes. Si no puedo, te lo diré sin tapujos. También puedes pedirme una sesión personal en la que, además de conversar, te ayudaré entregándote la energía de sanación y crecimiento espiritual que necesitas.
He recorrido el camino, por eso conozco las piedras que en el camino hay, así como he admirado sus horizontes bellos y benditos…"
Bárbara Andrea Belmar Menanateau
(c) Todos los derechos reservados

viernes, 30 de enero de 2009

Rezar o Meditar? (Anécdota)

No puedo escribir sobre este tema sin referirme a una anécdota que viví hace unos cuantos años atrás y con la cual me divierto mucho cada vez que la recuerdo.
En ese tiempo yo era instructora de Yoga y participé en un programa de Yoga para internos en la cárcel de Santiago, internos que además, tenían problemas psiquiátricos.
Estos muchachos respondieron muy bien a las clases aunque, también, es toda una experiencia que quizás más adelante comentaré.
Había uno en especial, a quien llamaré Alberto, que se mostraba muy cuerdo y despierto, lo cual no significa mucho puesto que todos estaban allí por verdaderos crímenes. Alberto nos contó que él estaba allí cumpliendo condena no por demencia sino porque ese lugar es más tranquilo y era mejor para alguien con buena conducta. No verifiqué la información.
Casi siempre me acompañaba a dar las clases un monje de la orden de origen hindú que por entonces yo frecuentaba y dejó caer unas cuantas veces frente a los alumnos la idea de la meditación. Yo tenía mis reservas al respecto pero callaba.
Una tarde, después de la clase, Alberto nos invitó a tomar té a su “apartado”, una especie de pieza que si mal no recuerdo no debe haber tenido más de 3x3 mts. Allí Alberto tenía acomodadas sillas y mesa, unas cuantas repisas, cama y recortes pegados en sus murallas. Un mínimo de dignidad.
Alberto le preguntó al monje: “Cuál es la diferencia entre meditar y rezar?”
Yo esperé ansiosa la respuesta del monje pues, para mi, esa ha sido siempre una maravillosa diferencia que me encanta explicar.
El monje le dijo como respuesta: “Quieres meditar?”
Alberto dijo un sí medio inseguro.
Entonces –dijo el monje- siéntate.
Alberto se sentó.
Ahora cierra los ojos –indico el monje-.
Alberto cerró los ojos.
Ahora respira relajado y concéntrate en observar tu respiración.

Mientras el monje daba las indicaciones, yo no podía creer lo que estaba viendo y escuchando. El monje no solo no explicó la diferencia entre rezar y meditar sino que de buenas a primeras sentó a un interno con problemas mentales a cerrar los ojos y respirar.
Si bien eso es básico en la meditación, mínimo tendría que haber hablado con él, explicarle mejor, hacer una introducción mínima que llevara a Alberto al estado de relajación previo y necesario para una primera lección!!

Alberto comenzó a respirar, noté que no pasaron 30 segundos y él se agitó, comenzó a sudar. Repentinamente abrió los ojos y sacudió la cabeza.
No puedo! –dijo angustiado-.

Respira –insistió el monje.

Yo guardaba riguroso silencio, demasiado sorprendida por la poca habilidad del monje, por decirlo de alguna manera.

Alberto intentó seguir respirando, pero sólo aumentó su sudor y su agitación. Estaba desesperado.

Abrió los ojos y con el rostro descompuesto le gritó al monje “Pero cuál es la diferencia entre rezar y meditar!!”
El monje, no muy sabiamente le dijo:
“Meditar es más profundo, ahora cállate y respira!!”

Por supuesto que Alberto no volvió a respirar, al menos no para meditar ese día.

La verdad es que esta historia a mi me causa mucha risa.

¿Y la diferencia entre rezar y meditar?
Es muy simple y hermosa.

Tú rezas y le hablas a un Dios que está fuera de ti.
Tú meditas y sientes dentro de ti la presencia de Dios. Allí no hay distancias.Allí en la más íntima y amorosa comunicación, todo ocurre.
Bárbara Andrea Belmar Menanteau
(c) Todos los derechos reservados

jueves, 29 de enero de 2009

No te sientas culpable.

He oído muchas veces que la culpa es buena y necesaria porque a partir de ahí la persona debería darse cuenta de lo que hizo mal y entonces aprender y, en lo posible, rectificar. Cuando alguien hace algo que a nuestro juicio estuvo muy mal deseamos que “se sienta culpable” para que “vea” lo que hizo, cuando en realidad lo que queremos es que el personaje sienta vergüenza y dolor.

Si pudiéramos desmenuzar lo que hay dentro de lo que llamamos culpa, qué encontraríamos?
Dolor, vergüenza, miedo, angustia….
Mientras nos sentimos culpables estamos usando en ello tanta energía que no somos capaces de ver claro. Podemos desear no haber hecho “aquello” que nos hace sentir culpables, pero estamos lejos de ser capaces de comenzar un cambio profundo que nos permita crecer de verdad.

Para mí, el proceso que llaman culpa se llama de otra manera, se llama “aprendizaje”, sintonía con una verdad superior que se revela, se llama descubrir que estamos condicionados para actuar de cierta manera y que esos condicionamientos pueden y deben ser removidos para permitir que nuestro YO más sano e iluminado comience a retomar sus dominios naturales, nuestra mente, nuestra alma y la vida misma.

La culpa, en cambio, tiene que ver con un sentimiento de inferioridad respecto de lo que somos, la culpa empequeñece al ser humano, lo limita, empujándolo hacia sentimientos no constructivos, de autocompasión extrema, de rencor hacia otros -los que tienen la culpa de que yo sea como soy- , de rencor y desprecio por sí mimo. El sentimiento de culpa no es un sentimiento que ilumine, no tiene conexión con una verdad liberadora superior.

Hay que salir de la comodidad de decir “ellos tienen la culpa de que yo sea como soy”, porque hicieron esto o dejaron de hacer lo otro, o más aún, ellos son culpables porque me lo pasaron en los genes.
Por qué no ser más valientes y decididos y declarar que somos dueños de nosotros mismos?
Ninguna tendencia genética, ninguna carencia en la infancia es imposible de superar, somos más poderosos de lo que creemos, lo demás es cobardía o comodidad.

Ni siquiera si lo que hiciste ha tenido unas consecuencias que hoy no quisieras mirar significa que no puedas hacer de esa experiencia una instancia de “aprendizaje y crecimiento”. Puedes considerar que “te equivocaste”, pero ya sea que te equivoques o no, SIEMPRE aprendes algo y las consecuencias de tus elecciones pueden ser gratas o no, pero que no lo sean no tiene que ver con que hayas elegido mal, sino porque algo tenías que aprender.

Si te sientes culpable quítate esa idea. Empieza a desmenuzar en calma las emociones y aprende. Te liberarás.
Bárbara Andrea Belmar Menanteau
(c) Todos los derechos reservados

miércoles, 28 de enero de 2009

Viva la Juventud !

Lo más común es escuchar a los mayores y, a veces a los mismos jóvenes, quejarse de la juventud y del mundo en el que vivimos. Que la juventud está perdida, que no hay futuro, que son flojos y se meten en la droga, Internet, el trago y la promiscuidad. Que la juventud no tiene ideales, que vive sumida en Facebook, en el porno y que no se compromete con las “grandes ideas”.
Pero, por qué sólo vemos una cara de la moneda?
Pensando que tenemos la vista panorámica cuando sólo estamos parados en una esquina?
Es fácil para los mayores desesperarse porque la juventud no adhiere a sus viejos paradigmas, especialmente cuando con ello pierden poder, es fácil criticar a los jóvenes porque no se mueven ni aportan a la sociedad mientras que cada vez que intentan hacerlo les cierran las puertas o sólo hacen la mueca de querer escucharlos para luego hacer lo que los mayores quieren hacer acusándolos de soñadores faltos de experiencia. Creo que cuando las ideas de los jóvenes sean realmente escuchadas y acogidas el mundo será más luminoso y comenzará a renovarse.

Que los jóvenes son tan débiles frente a una sexualidad promiscua?
Cómo quieren que frente al sexo los jóvenes tengan una postura clara si los adultos les han estado bombardeando desde pequeños con el sexo fácil y barato metido en toda clase de productos y servicios?
Qué quieren? Si los adultos les han enseñado que comportarse como animalitos en celo les facilitará respeto y reconocimiento?
Cómo van a tener una sexualidad sana y libre si, por otro lado, se les dice hasta el cansancio que el sexo es sucio, pecaminoso y vergonzoso?!

Que los jóvenes no se comprometen con el futuro?
Con qué clase de futuro? Quizás los jóvenes quieren un futuro diferente al que los adultos plantean como ideal de sociedad.

Es muy posible que los jóvenes se desmotiven, sientan asco y hasta miedo del mundo que los adultos les están dejando. Un planeta contaminado y agotado, una sociedad esclavizante - esclavitud con miles de nombres- una economía inhumana, una escala de valores que aún niega la verdadera espiritualidad enmarañándola en culpas y castigos.

Que los jóvenes son violentos y todo lo solucionan con odio?
Perdón…qué se les ha enseñado?

Sin embargo la inteligencia de los jóvenes de hoy es superior, han llegado al mundo cargados de una nueva inteligencia que, aunque a tantos les ha sido sofocada, son muchos más los que están despiertos o están despertando a otras formas de vivir.

Yo confío en la juventud! Voto por ellos!
La masa de jóvenes que parecen perdidos no es otra cosa que el espejo de la sociedad que los adultos están dejando.
Y saben algo? Tampoco son tantos, lo que pasa es que se notan más, meten más ruido y son más llamativos para los medios.

A esos jóvenes que “parecen estar perdiéndose” les digo que tomen la vida en sus manos y luchen por todos esos sueños que algunos adultos quieren descalificar. No solo tienen derecho a soñar, también tienen derecho a equivocarse y levantarse de nuevo hasta lograr su propia realidad en bien propio y de los demás. Llamo a los jóvenes a no conformarse y justificarse quedándose sumidos en la rabia, diciendo que nada vale la pena, consumiéndose en la desesperanza. NO! Muy por el contrario, llamo a los jóvenes a darse cuenta que no es verdad que el rencor y el abandono es la única opción de vida que tienen. Si los jóvenes se quedan en el lodo podrán seguir culpando a los adultos por el resto de sus vidas, pero la verdad es que con eso lo único que hacen es darle a esos adultos la razón. Darse por vencidos no es el camino!!
Llamo a la juventud a que salgan de ahí y demuestren lo capaces que son y son muy capaces!!

Eso sí, quizás harían bien los jóvenes si dosificaran un poco su impaciencia porque es por su apuro de conseguir cambios rápidos que no le dan el tiempo suficiente a los procesos. Las cosas no cambian de la noche a la mañana pero nunca van a comenzar a cambiar si nadie da el primer paso.
Sean los jóvenes los líderes del cambio!

Para conseguir cambios en gran escala hay que comenzar por el cambio en pequeña escala, el cambio de uno mismo. Tener el valor de cambiar, de ser concientes de lo que yo soy, de lo que quiero ser, de lo que quiero vivir y observar si tomando la vida como la estoy tomando voy a conseguir lo que espero o sólo estoy embarrándola. El cambio personal es el cambio del universo, de tu mirada sobre la vida y lo que sueñas. Muchos universos personales son el gran motor del cambio!

La juventud tiene todo el derecho de estar enojada y dolida pero también tienen todas las herramientas y la posibilidad de comenzar a cambiar la sociedad!

Creo firmemente en la juventud. Ellos son los valientes, los capaces, los sin miedo, los de valores humanos, los que van a sacar a este planeta y a esta sociedad del agujero en el que se ha estado metiendo!
La juventud salvará a la humanidad, aprovechando lo positivo que las anteriores generaciones hayan dejado, pero cambiando absolutamente los intereses desquiciados que se les han impuesto.

Salgamos los adultos de la costumbre negativa de caminar por las calles poniendo nuestro acento en las cosas negativas de la juventud, si cambiamos de switch y nos fijamos en lo positivo, pronto veremos que hay mucha más juventud trabajando duro por sus ideales, que los tienen, y bellos.

Si aprendemos a mirar con otros ojos y desde la otra esquina, verán los adultos, que hay miles de jóvenes que sin dinero para estudiar, trabajan y estudian sin descanso ni alimento suficiente, pero no se rinden. Hay miles de jóvenes enamorados de sus carreras, siguiendo su vocación más que la conveniencia, y hay miles en el mundo que aún sin poder estudiar, van buscando la vida, de maneras distintas a las tradicionales, pero valientes y sin rendirse.
Si aprendemos a mirar, veremos que hay miles de jóvenes siendo leales a sus sentimientos, aportando una luz a sus camaradas de juegos, sueños y viajes, esforzándose por no contaminarse, por sacar adelante sus vidas.

Miles y miles de jóvenes son, los de sonrisa amplia y limpia. Yo los veo a diario y están ahí para que los vean.

No señor! La juventud no está perdida!
La juventud es el futuro luminoso de la humanidad!
Bárbara Andrea Belmar Menanteau
(c) Todos los derechos reservados

domingo, 25 de enero de 2009

Renovación en la Iglesia?

Hace poco, en las noticias de TV, un señor de las jerarquías eclesiásticas, llamaba a las familias a acercarse a la fe, también, y esto es lo maravilloso, llamaba a aquellos que se han separado y “han formado nuevas uniones” para que hicieran lo mismo, acercarse a la fe. No pude menos que maravillarme, este llamado sin mayores condenas y con una nueva apertura era absolutamente impensado hace tan solo un par de años atrás.
¿Qué está ocurriendo?
La Iglesia ha pedido perdón, y aún falta.
La Iglesia se ha dado cuenta de errores, y aún falta.
La Iglesia comienza a evolucionar hacia verdades más amplias, sagradas y eternas. Sin lugar a dudas, las Iglesias comienzan a sumarse a la evolución del Espíritu, sin miedo de perder, sin egoísmos ni egocentrismos, tal como ha sido anunciado. Llamando, en lugar de separando; bendiciendo en lugar de condenando; atreviéndose a cambiar sin miedo a desaparecer.

Alguien me dijo “Tú serías feliz si la Iglesia desapareciera”…Mi respuesta es NO, definitivamente NO. La Iglesia es el camino de muchos y ella les ofrece el alimento y guía que ellos necesitan, pero la humanidad ha crecido en conciencia más rápido y exige renovación.
NO, definitivamente NO, la Iglesia no debe desaparecer, sólo renovarse sin miedo y, de ese modo volver a ser hogar de tantas almas en esta tierra.No, no deseo la desaparición de la Iglesia pues le estoy agradecida por las primeras respuestas que en ella encontré al principio de mi camino, especialmente de la mano de los Jesuitas. Fui católica, llegué a trabajar dentro de la Iglesia, pero luego tuve que emigrar para encontrar mi propio camino, mi verdad más amplia.No, que no desaparezca la Iglesia, que se renueve.Ruego a los católicos leer sin prejuicio, pues mi relato no nace de la descalificación ni la condena sino de mi más sincera experiencia y deseos de formar parte del movimiento de expansión de las mentes, corazones y almas...A ustedes les ruego que abran su mente y se atrevan a explorar en sus almas formas distintas de ser y permanecer profundamente ligados a Dios.
Este es mi camino.
Respeto el tuyo.
Bárbara Andrea Belmar Menanteau.
(c) Todos los derechos reservados