Una vez más frente a un cambio de
calendario y muchos son los que no sienten incentivo para celebrar cosa alguna
y, sin embargo, celebran, porque todos lo hacen, porque es feo no hacerlo.
Los años pesan, la vida, los problemas, las decepciones,
las amarguras y… las culpas.
Podríamos hablar mucho de las culpas, cuál es
su origen o por qué hiciste o dejaste de hacer aquello por lo que hoy día
cargas con la culpa o, incluso, podríamos reflexionar respecto de cuándo la
culpa es beneficiosa y en qué nivel, pero esta reflexión no es para los grandes
pecadores -si el pecado existiese, así como se concibe- es una reflexión para
aquellos que se atreven a sentir y a explorar-se aún con la cuota de dolor que
ello impone.
Durante este año que termina, has mirado hacia
atrás y has determinado de qué eres o no eres culpable, has mirado en el telón
del pasado y has dicho “hoy no tomaría esas decisiones”.
¡Pues bravo! Eres de los que se atreven a
mirar, de los que no se esconden de la luz por más que hiera los ojos y como
eres de esos, deja que te diga:
Sí, hoy no tomarías esas decisiones, pero
tomaste las decisiones que podías tomar en ese momento exacto de tu historia y
de tu grado de conciencia. No te culpes, sólo agradece el entendimiento y el
aprendizaje que tienes hoy porque eso hará que, ante situaciones similares.
¡Tengas más herramientas para decidir!
¿Dañaste a otros con tus decisiones?
Probablemente sí, desde la mirada humana, pero no sería raro que a nivel de
almas lo que verías fuera otra cosa muy diferente. Recupera la paz, pues no hay
algo que la luz no pueda reparar en las almas y lo hace en cada alma cuando es
tiempo, el tiempo exacto, de la manera exacta, con los actores exactos.
Y ya que eres de los valientes, si puedes,
pide perdón sin esperar que te perdonen. Si ya no está, pide perdón a su alma.
Las almas están en otros planos, pero les llegan los mensajes…
Y no, no decidiste mal en aquel asunto.
Elegiste una de las opciones por las cuales podías aprender lo que tenías que
aprender. Elegiste actores, lugares o ciertos matices, pero no la lección, esa
– la lección- sí o sí la aprenderías.
¿La aprendiste?
No -otra vez- no hay una elección que te lleve
a la plena felicidad sin escollos. De eso No se trata la vida. La vida se trata
de aprendizajes a punta de dualidad.
Así que, ¿Cómo despedirás el año 2021?
Yo lo haré pasando sobre mi cansancio y diré
“Gracias”
El 2022 seré más consciente antes de decidir,
tomaré un respiro y miraré lo que hay dentro de mí cuando actúo y por qué
“realmente” lo hago. Por sobre todo, seré más valiente y enfrentaré mis
monstruos, miraré la luz, aunque me duelan los ojos.
¡Brindemos por la vida, siempre, como sea!
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