No era un
buscador novato, pero estaba muy lejos de encontrarse a si mismo. A pesar de su
recorrido no hizo un acto de voluntad de hacer el duro trabajo de conocerse,
muy por el contrario, negaba necesitarlo.
Deambulaba por
cursos, lecturas, grupos y terapias sin encontrar lo que no sabìa que buscaba,
a sí mismo. Desde pequeño aprendió que asumiendo un personaje sería querido y respetado,
pero, desgraciadamente, no pudo/quiso dejar el personaje cuando tuvo que
hacerlo.
Perdido, creyó
que el personaje era en realidad èl mismo y tanto mintió que ya no pudo
encontrar quién era, sus virtudes reales se perdieron en las apariencias
sostenidas en el tiempo, la rabia consumìa su vida en pura frustración, miedo y
culpa… por haberse abandonado. Siempre
iracundo sin mayor razón y, a menudo, descargando contra quienes más lo querían…
Creía que ocultaba sus mentiras, pero sólo era sostenido por un inmenso amor
que oraba por él…
Insistìa en no conocer
el amor, pero todo en él era amor, bajo esa superficie.
“Y, el amor, ¿qué
importancia tiene?”, decía con desdén.
“¡Si yo hago las
cosas bien pero no las hago con amor, ¿Qué importa?!”
Hacer las cosas
bien es bueno y productivo, pero… sólo cuando has aceptado que eres amor, ¡¡Todo
lo que hagas emitirá una frecuencia que te catapultarà hacia el “universo y más
allá”!! (Créditos a quien corresponda)
Este es un mundo
en el que experimentamos toda la gama de emociones, pero, básicamente, hay dos:
El amor y el miedo.
El miedo da
origen al odio, el desprecio, la carencia, la ira, celos y montón de etcéteras.
El miedo y todas sus manifestaciones tiene un tipo de frecuencia-energía que
colapsa, rompe, desintegra; enquista, bloquea y aplasta…
El amor, en cambio,
tiene un tipo de frecuencia-energía que permite el cambio, es flexible, se
mueve, danza, bendice…
¿No sientes amor?
No te asustes,
empieza por tratar de sentir tu corazón, empieza por “desear” el amor y amar…
No lo busques con desesperación porque no va a venir a sanarte milagrosamente
si no haces tu trabajo.
Allí, en el
centro de tu pecho está tu templo, vuelve a él y deja que poco a poco el amor
que late por ahora oculto a tus ojos se manifieste y se revele poco a poco…