ALQUIMIA, UN CAMINO DE AUTOTRANSFORMACION:

Por medio de un gradual y profundo autonocimiento y comprensión de la vida, así como de otros conocimientos y herramientas, irás descubriendo tu grandeza y dejarás atrás tanto de tu dolor que un día dirás que ese del pasado no pudiste ser tú!

lunes, 21 de septiembre de 2009

Pueblos evolucionados entre nosotros

Queridos amigos,
Es bueno que se sepa, en nuestro planeta viven otras civilizaciones además de la nuestra y las hay bastante más evolucionadas de lo que se cree. La nuestra puede ser más avanzada tecnológicamente, por decir algo, pero dista mucho de ser evolucionada en términos sociales, políticos, económicos, etc.
Mi amigo Roberto Gary Peña y Lillo, un chileno viviendo en Colombia, ha tenido la gentileza de compartir su experiencia con nosotros. Disfrútenla.




MI ENCUENTRO CON MAMO ROJAS

Hace como tres años me encontraba de vacaciones en Santa Marta (la ciudad más antigua de Colombia). Dentro de mis actividades típicas de turista, visité algunos museos y mostré interés por unas etnias que habían sobrevivido a la evangelización y la conquista europea. Ellos, son los Tayronas, que a su vez se dividían en tres subgrupos llamados, Arsarios, kogis y Arhuacos. Las tres con diferencias culturales mínimas, en cada una de ellas la figura central de la comunidad es el "Mamo". En efecto, este personaje es el guía espiritual, el médico, el consejero, es decir, quien dirige los destinos de la comunidad.

Un día determinado, encontrándome en la playa de Taganga veo caminar a la distancia a dos familias Kogies y le comento a un conocido que en ese entonces vivía en el pueblito de Taganga… “Carlos mira a esos Kogies, yo necesito hablar con ellos”, esto motivado porque había leído algunas cosas mágicas de esta cultura. Carlos me mira y me pregunta, ¿porqué quieres hablar con ellos?, le dije no lo sé, solo necesito hacerlo. El me dice, lo puedes hacer esta tarde, ellos ahora hacen un “pagamento”, pero volverán temprano y están alojados en mi casa. Yo quedé absolutamente sorprendido y me entusiasmé en verlos esa misma tarde.

Llegamos con Carlos a su casa a la hora acordada y me presentó a los indígenas, todos vestidos de blanco, como es su costumbre. Eran dos adultos con sus respectivas esposas y dos niños. Uno de los indígenas me hizo pasar al patio, se sentó y comenzó a hablar, su nombre Roberto Nakogi. Habló aproximadamente una hora, mientras los hacía utilizaba su *“poporo” con movimientos agraciados. La verdad es que quedé impactado por a sabiduría de sus palabras. En su exposición expresó los mas altos ideales del hombre, su relación con el Universo, de la ecología, de la educación y de la definición de los “hermanitos menores”, que es una referencia a nosotros los “civilizados”, sin embargo, no es una expresión peyorativa, por el contrario, dicen que como no hemos alcanzado la armonía con el Universo y por ello vivimos como vivimos, sin tomar conciencia de la vida y nuestro entorno, la naturaleza, que aún nos falta por aprender y de ahí la expresión referida. En sus palabras no había una sola expresión de resentimiento, la sapiencia de sus expresiones me dejaron en el mas absoluto silencio…

Luego de despedirme Carlos me comentó que su amigo Roberto Nakogi, recorría el país, invitado por diversas instituciones culturales y universidades, con el objeto de dictar charlas sobre la cultura Tayrona y su cosmovisión.

Quedé tan impactado con la conversación que esa noche tuve un sueño muy curioso con este ilustre personaje. Esto motivó a sintiera un aprecio especial por los Tayronas y que un año después desencadenaría un hito trascendente en mi vida.

Efectivamente al año siguiente, de regreso en Colombia, hablando con un amigo kabalista, en Santa Marta, le dije que sentía la fuerte necesidad de ir a la Sierra Nevada para saber más de la cultura Tayrona, exponiéndole mi experiencia anterior. Él me dijo que tenía un amigo de infancia que siendo muy joven se internó en la Sierra Nevada, se casó con indígena y formó familia con los Arhuacos, quien además, había sido formado en la “ciencia” de esta étnia por muchos años, siendo un “Mamo”. Agregó que a pesar de su origen “civilizado”, se consideraba más indígena que blanco y que, años atrás debió abandonar la comunidad indígena por presión de la guerrilla que dominaba la zona en ese entonces. En la actualidad este “Mamo” vivía en Aracataca, pueblo cercano a Santa Marta.

Al par de días tuve la oportunidad de conocer a este noble hombre, nos encontramos en la casa de su madre, en la misma Santa Marta. Es una persona de buen porte, mirada directa, extremadamente sencillo, de rostro armonioso y de una voy muy agradable.

Nos sentamos en el patio de la casa y bajo la sombra de algunos árboles iniciamos una grata conversación. Nos acompañaba nuestro amigo en común, quien al sentirse en confianza con ambos le dice a "Mamo Rojas", si puede abrir puertas, lo que para mí no pasó desapercibido. En eso Adalberto mira la posición del sol y saca, de un pequeño bolso de tejido indígena, unas hojas de coca, dejando caer unos fragmentos al lado izquierdo y otros al lado derecho, para quedar un rato en silencio…Posteriormente expresa “me dicen que sí, podemos abrir puertas” y comienzo a percibir toda la magia de esta cultura con un relato de contenido increíbles.

Esa tarde le pedí a Adalberto si podía hacer algo por mí, ya que estaba en un nivel de stress extremo. El con gusto aceptó y luego de sacar algunas cosas de su bolso los pone sobre una mesa, se llevaba a su oído unos pequeño elementos de fibras naturales que hacia sonar golpeando sutilmente sobre un madero tallado y de pequeñas dimensiones. Me hizo algunas preguntas que en realidad eran afirmaciones de mis actividades, sacó algunos elementos como hilos de algodón y unas piedrecitas de colores, las seleccionó cuidadosamente y con ellos hice una limpieza de mi cuerpo a nivel energético, sintiendo una tranquilidad tremenda, entretanto hablaba algunas cosas de su formación iniciática como “Mamo”, sobre las facultades que se desarrollaban y los increíbles procesos de curación que se obtenían.
Luego de terminada mi sanación me pidió que volviera al día siguiente a lo que accedí con entusiasmo.

Cuando regresé por la mañana lo primero que me dice era que yo dormía muy mal, con muchos sobresaltos, a lo que le respondí afirmativamente, pero que luego que me atendió dormí como nunca y absolutamente relajado, él solo esbozó una sonrisa.

Posteriormente seguimos hablando, descubriendo esa maravillosa ciencia que manejan los “Mamos”, los increíbles efectos sanadores y la expresión “abrir puertas” se refiere a acceder portales dimensionales, contactándose con seres superiores. Esto les ha permitido desarrollar facultades psíquicas extraordinarias, logrando visualizar acontecimientos futuros o describir la esencia de una persona.

Al tiempo después me vine a vivir a Colombia y he desarrollado una sólida amistad con “Mamo Rojas”, he aprendido mucho de él y he sido testigo de las innumerables personas que ha sanado, con enfermedades aparentemente incurables. Es más, ha tratado incluso a distancia y con resultados exitosos a personas que se encuentran a más de seis mil kilómetros. Esto no lo he leído, ni me lo han contado, he sido testigo presencial de ello. De igual forma cada vez que viene a casa son muchas las personas que lo visitan, de las mas diversas profesiones y oficios, quienes luego de conocerlo se retiran gratamente impresionados por la ayuda brindada.

Acertadamente antropólogos franceses han bautizado a los indígenas Tayronas, como los Guardianes del Universo, sin embargo, acá son pocos los que conocen sobre esta magnífica cultura y menos aun, el valor de la “ciencia” de los Mamos. Es un sentimiento compartido por muchos dar a conocer la sabiduría indígena y que se comprenda que hay métodos efectivos para sanar y ayudar a muchas personas; y como bien dice Adalberto Rojas, si a un “Mamo” se le pide ayuda, su obligación espiritual es brindarla, porque ha sido iniciado precisamente para eso, para ayudar a quien lo solicite.
Espero que lo escrito sirva de alguna forma para dignificar las culturas indígenas, respetar sus tradiciones y conocer la enorme sabiduría que poseen. Del mismo modo, se hace vital preservar sus tradiciones y aprender de sus conocimientos. En especial, de los efectos sanadores de esa extraaordinaría ciencia iniciática que poseen algunos elegidos de esta étnia.



*El poporo es un objeto sagrado que los hombres indigenas Kogui, Arahuaco y Arsarios cargan con ellos en todo momento. El poporo simboliza la mujer y también incluye un uso practico ya que sirve como contenedor para la cal que se utiliza en conjunto con la hoja de coca para mambear (mascar coca). Los hombres indígenas cuando mambean también utilizan el poporo para meditar y “escrbir el pensamiento” algo que hacen al dejar, por medio de movimientos circulares, sobre el borde del poporo los residuos de cal y coca, lo cual al pasar el tiempo crea una forma redonda.


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