Desde hace tiempo comenzó mi cuerpo a rechazar mi
alimentación de toda la vida y, con ello, comenzó mi búsqueda de qué tipo de
alimentación debía seguir. Mi búsqueda ha arrojado resultados bien confusos
hasta ahora, pues indagando y “estudiando” veo que lo que una línea de
alimentación recomienda para otra línea es veneno; lo que por una línea se me
recomienda, por la otra se le
descalifica y Todas argumentan de manera que dejan pensando.
Naturopatía, Ayurveda,
Sistema Paleo, Hovovegetariano, Nutrición tradicional de la
medicina alópata, son todas líneas de
alimentación validadas por cientos y miles de personas que, “en su experiencia” han
resultado tremendamente beneficiadas al seguir una de estas alternativas. Por
qué diantres, entonces, para mí ninguna de ellas ha sido la solución a mis
problemas????
Y, sin embargo, todas ellas, me han entregado individualmente
herramientas que he tenido que aprender
a usar como complementos unas de otras. Hasta me parece esto muy similar a las
religiones: NINGUNA DE ELLAS TIENE TODA LA VERDAD Y SIN EMBARGO TODAS SON
VERDAD.
Para aprender a usar estas herramientas he tenido también
que conectarme mucho con mi cuerpo y no regirme tanto por las directrices
rígidas de cada línea de alimentación. Sentir a mi cuerpo ha sido crucial en
esta búsqueda: Esto de Ayurveda, esto otro
de Naturaopatía, aquello de la línea vegetariana y, por supuesto, esto
de Paleo, sin olvidar la necesidad actual de vigilar los FODMSPS!! No ha sido nada fácil!!
Pero voy logrando resultados…..
Cabe hacer notar que mis resultados no son
aplicables a todas las personas por igual y eso es una de las cosas más importantes a destacar
en estos tiempos!!!
Los cambios vibracionales de nuestros cuerpos son algo íntimo y único, a lo
que no puedes responder sacando de tu
escritorio una pauta “estándar” de ningún tipo de alimentación! Los cambios en el tipo de alimentación que “es
para ti”, es un estudio serio y
minucioso que debe ir acompañado de un profundo respeto hacia ti y hacia los cambios del planeta (también
tiene que ver!! ).
No es verdad ( y esta
es “mi” verdad) que herramientas entregadas a la humanidad
hace miles de años para su salud y/o alimentación sean las mismas aplicables
HOY ¡! No señor, la tierra ha cambiado, los cuerpos han cambiado,
las conciencias han cambiado.
Les cuento: tratando de
seguir con mi búsqueda de herramientas ayer fui a una cita con una
nutricionista (medicina tradicional alópata) y después de un cuestionario muy extenso
cuyas respuestas sólo podían ser “sí” o “no”
y algunas interesantes mediciones corporales, sacó de su escritorio una pauta
de alimentación “Estandarizada” (¡!) para
mi tipo de sangre sin considerar para nada otros detalles personales, los
movimientos emocionales que descargan químicos en el torrente sanguíneo, por
ejemplo.
Me mantuve educadita y clara, escuchando sus instrucciones,
pero les juro que aún no puedo contener
mi sorpresa tras escuchar recomendaciones como comer ciertos alimentos “enlatados”
y otros súper procesados pero, sin embargo, sugerir “evitar” la ingesta de alimentos como
ghee, leche de coco y semilla de girasol (entre otros, por supuesto). Por mucho que para mi tipo de sangre sea apropiado cierto
alimento, no hubo ni una sola consideración para mi hígado sobrecargado, no lo decía la pauta “estándar”,
tampoco se le dio ninguna importancia a mi intolerancia con los FODMAP’s y,
habiendo rebatido su argumento de
que la mala manera de cocinar las legumbres
es la razón de que me hagan tan mal, no hubo otro
argumento de su parte sino sólo pasar al siguiente punto. Al explicarle cómo lo
hago yo, no pudo decir que mi manera de
cocinar legumbres está mal.
En efecto, esta búsqueda ha tenido bastante de dulce y
amargo pero les aseguro que cuando
termine de darle una forma más o menos definitiva (todo sigue siempre transformándose), les voy a contar para que
ustedes también tengan más herramientas.
Creo que la
alimentación en estos tiempos tan especiales debe considerar cosas muy sutiles
y no sólo los componentes de cada
alimento, ni sólo el tipo de sangre, ni sólo si
son dulces o salados.
Bárbara Belmar Menanteau (c)
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