Así como del amor venimos y hacia el amor vamos (ver tema “¿Engendrados en el amor?”), girando va nuestra vida siempre en torno al amor, la presencia o la ausencia de él…El amor es unión, es complemento, es sentir la totalidad de lo que somos, y en esta experiencia humana de dualidades, esa totalidad se expresa en “ser con un otro”.
Por eso también buscamos la unión sexual. No se trata sólo de una necesidad física arraigada en nuestros genes desde los tiempos de las cavernas, sino de un impulso más hacia la totalidad.
Somos seres humanos en una realidad dual, lo que significa que nuestra experiencia de vida está inserta en una existencia en donde todo se presenta con un “A” y un “B”, si hay hombre, hay mujer; si hay calor extremo, hay frío polar; si hay lo que llamamos bueno, hay lo que llamamos malo; si hay muerte, hay vida; si hay pobreza, hay riqueza; si hay honor, hay deshonor y, así, hasta el infinito. Pero el Alma ha experimentado, en el origen de su creación en Dios (Absoluto, Energía Universal, Conciencia Suprema, como quieras llamarle) lo que es la unión, el complemento, el verdadero gozo de sentirse pleno siendo “uno” con aquello que nos da la vida, de ahí, entonces, que nuestra conciencia siente de manera instintiva que en el éxtasis de la unión está el re-encuentro con nuestra esencia y busca esa unión como el retorno a la paz y el consuelo ante la soledad, como calmante de la ansiedad y el miedo, como expresión de la ternura y el amor… La necesidad de conservar la especie no es lo único que nos mueve a la satisfacción sexual. Sin embargo, toda esta mirada más bien espiritual de la sexualidad no le quita importancia a la satisfacción sexual física puesto que, en ese intenso éxtasis, se experimenta físicamente la totalidad de la armonía, del amor, la entrega entre dos seres.
¿Y qué hay del sexo sin amor?
Si es lo que quieres y “si no estás violentando ni jugando con los sentimientos de nadie”, me parece que estás en tu derecho. Pero te aseguro que te pierdes un buen porcentaje de gozo y placer.
La unión de los sexos se siente en niveles más profundos cuando en el coito hay más que genitales, hay un sentimiento de reverencia y aceptación del otro. Entonces es cuando el placer puede llevar a un nivel de éxtasis y de conciencia al que no se llega cuando se va a la cama sólo porque se dio la ocasión, porque te excitaste viendo imágenes en la tele, las revistas, las calles o un café, o porque “decir” que eres super woman o super macho te parece muy digno de admiración.
Cada vez que damos rienda suelta a nuestro erotismo y a nuestra libido, con amor, con respeto por el cuerpo del otro, estamos experimentando y recreando la unión en su totalidad. Aspiramos a la totalidad en todas sus expresiones porque venimos de la totalidad!! Y la extrañamos!!! Nuestro impulso vital es experimentar la unificación nuevamente y la sexualidad nos da una potente herramienta para hacerlo.
Siempre me pregunté por qué ha habido y hay seres que de manera “realmente voluntaria” han renunciado a la expresión de su sexualidad, me cuestionaba profundamente tratando de entender, escarbando en la posibilidad de que la culpa y la vergüenza que nos inculcaron tuviera razón de ser. Como si el pecaminoso sexo realmente fuera fuente de perdición y, por ello, hay que disminuirlo a su mínima expresión o eliminarlo si queremos ser “puros” (¡!). La respuesta vino de la manera maravillosa en que suelen venir las respuestas cuando se buscan con el corazón: Hay seres, muy elevados - no aquellos a los que se les impone celibato o los que ocultan otras carencias- que han renunciado a la expresión de su sexualidad física porque ya no la necesitan, han superado la dualidad y ahora son complemento y totalidad en sí mismos.
Todo lo que se diga –y quienes lo digan- respecto de que la sexualidad o el acto sexual es indigno, sucio y pecaminoso y, más aún, lo que se diga quitándole importancia y valor espiritual, es error, por decirlo de alguna manera…
El sexo NO ESTA SEPARADO de la actividad Espiritual, es una expresión más de la totalidad.
Un día….cada ser humano llega a ese nivel de unificación y totalidad dentro de sí mismo y no necesita la sexualidad de la manera que la necesitamos ahora….pero no se preocupen, no se asusten!!! Para eso nos falta muuuuuuuucho, mucho tiempo!!
Gracias a Dios!
Mientras, “hagámoslo” con altura de miras y dignamente.
Bárbara Andrea Belmar Menanteau
(c) Todos los derechos reservados
En medio de tanto caos todo parece perdido,pero las mismas energías que están poniendo en evidencia lo que está mal, son las que promueven el cambio hacia una Nueva Humanidad. Atrévete a ser parte de los que apuestan por una vida mejor para todos, atrévete a comenzar el cambio partiendo por tí mismo, atrévete a ser un alquimista.
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Por medio de un gradual y profundo autonocimiento y comprensión de la vida, así como de otros conocimientos y herramientas, irás descubriendo tu grandeza y dejarás atrás tanto de tu dolor que un día dirás que ese del pasado no pudiste ser tú!
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