No pocas veces he oído a personas decir que “su siquiatra” les ha recomendado “seguir sus instintos”. Esto ha sido coincidente, invariablemente, con que las personas en cuestión tienen una personalidad tremendamente estructurada, una mente fría y racional en la que no cabe la flexibilidad, unas carencias afectivas y unas tendencias de auto-represión bastante marcadas, todo al mismo tiempo que fuertes impulsos hacia el desorden emocional, inmadurez en instintos sexuales - también reprimidos- necesidad de autoafirmación y un “etcétera” que va más allá de lo que me interesa abarcar aquí. Como no soy siquiatra, sólo me imagino que la recomendación de “sigue tus instintos” tiene como objetivo poder desestructurar esas personalidades, como una etapa que conduzca a otra en la terapia que seguirá el profesional con su paciente. Sin embargo, me ha llamado mucho la atención que algunas de esas personas hayan tomado la recomendación de “sigue tus instintos” tan al pie de la letra que en lugar de desestructurarse sólo han conseguido echarse encima calamidades emocionales, vitales, producto de no haber comprendido que para el siquiatra seguir los instintos –seguramente- no era lo mismo que “dale rienda suelta a tus tendencias sin pensarlo ni un poquito”.
Para que los instintos lleven a alguien a un proceso de liberación y crecimiento se requiere que las emociones primarias, las básicas, las que motivan el sentir y el actuar de la persona, hayan pasado por numerosas etapas de auto-observación, de sanación de heridas y tendencias, de limpieza o sanación de patrones conductuales. Cuando la sanación ha alcanzado la mente y las emociones del individuo, cuando la liberación se ha abierto paso entre las piedras de las estructuras y de las marcas genéticas heredadas, entre la carga de las culpas impuestas y auto-impuestas y entre el desorden emocional, “etcétera”…Es entonces cuando el amor ha comenzado su trabajo. El individuo comenzó buscando terapia para sacarse de encima algunas cosas y en su lugar, sin saberlo, el amor, que siempre estuvo allí esperando la oportunidad de entrar, le mostró el amor por si mismo y la capacidad de amar a otro.
Es entonces, solo entonces, que los instintos, todos, apuntan al mismo objetivo que aquello que llamamos un alma pura. El ser ha logrado un nivel de unificación, se ha armonizado, alcanza de manera natural una inteligencia emocional y mental superior a la que tenía antes. Ahora sus elecciones no son pura tendencia inmadura. Ahora sí puede seguir sus instintos, porque ellos son del nivel dignificante que le traerá cada vez más armonía y crecimiento.
Ya aprendió, con sus experiencias previas, que hay una diferencia entre seguir sus instintos cuando se está en “A” y seguir sus instintos cuando se ha llegado a “B”.
El abecedario es largo. Te has preguntado en qué letra vas?
Bárbara Andrea Belmar Menanteau
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En medio de tanto caos todo parece perdido,pero las mismas energías que están poniendo en evidencia lo que está mal, son las que promueven el cambio hacia una Nueva Humanidad. Atrévete a ser parte de los que apuestan por una vida mejor para todos, atrévete a comenzar el cambio partiendo por tí mismo, atrévete a ser un alquimista.
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